En estos tiempos, se escucha con frecuencia frases como: “gran
parte de la competitividad de la empresa reside en el bienestar del empleado”;
“administrar con las personas, en lugar de administrar personas”; pero más allá
de ser frases trilladas, la experiencia ha demostrado que una buena parte del
éxito del empleado en el desempeño de su trabajo viene dado por su grado de
adaptación al puesto y al entorno.
Es por eso que las organizaciones avanzadas buscan equilibrar la
armonía del trabajador con la competitividad de la empresa, por lo que,
encontrar un acoplamiento óptimo entre empleado y puesto de trabajo es un
objetivo que debe ser establecido desde el principio.
Por lo tanto, la adaptación del puesto de trabajo no responde a
fórmulas mágicas sino que es el resultado de la confluencia de multitud de
factores que tienen que ver con un buen diseño, análisis y descripción de
puestos.
Actualmente, el concepto de puesto o cargo también se ha visto
afectado por la globalización y las exigencias del mundo moderno. Esto quiere
decir que, no son estables, estáticos ni definitivos; todo lo contrario, están
en constante cambio para poder adaptarse a las permanentes transformaciones
tecnológicas, económicas, sociales, culturales y legales.
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