Todo ser humano necesita y tiene derecho a poseer una identidad propia que le permita ser reconocido como
persona, tanto a nivel individual como colectivo.
Una
de las condiciones básicas para favorecer el sentido de la propia
identidad es el desarrollo de un
autoconcepto y autoestima positivas. El autoconcepto y la autoestima
juegan un importante papel en la vida de las personas, pues lo que una
persona piensa y siente respecto a sí misma impregna
todas las áreas de su vida: área física, psicológica, social,
intelectual, etc. Así pues, podemos decir sin temor a equivocarnos que
el autoconcepto favorece el sentido de la propia identidad y
constituye un marco de referencia desde el que interpretar la
realidad externa y las propias experiencias internas.
La identidad individual se basa en el autoconocimiento: nuestros gustos, habilidades, forma de ser, forma de
pensar... y en la aceptación de todo lo que forma parte de sí mismo.
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